Juan Ignacio Pérez Iglesias (En adelante J.I.P.I), Consejero de Ciencia, Universidades e Innovación del Gobierno Vasco, ha escrito un artículo de opinión sobre la financiación que el Gobierno Vasco provee a EHU, de la que él es responsabble (“El lenguaje hiperbólico no va a mejorar la financiación de la Universidad del País Vasco”). Primero lo hizo en su blog, luego en Deia, y yo le respondo aquí.

El artículo pretende justificar la negativa a la demanda de 600.000.000€ que ha hecho el equipo del rector Bengoetxea para mantener a EHU a flote, como J.I.P.I dice, “redondeando”. Digo pretende por que como suele suceder cuando un partido del régimen no tiene argumentos serios, se limita criticar las formas, hacer referencia a supuestas conspiraciones, calificar a los trabajadores de privilegiados, y a escudarse en supuestas limitaciones administrativas y/o de forma. El artículo es una mezcla de todas esas técnicas y alguna más. Vamos a ver el artículo por partes.

J.I.P.I escribe:

De los 200 M€, algo más de la mitad se destinaría a aumentos salariales o medidas equivalentes; viene reflejado bajo el epígrafe Cuidado de las personas. Si las cuentas no me fallan, estaríamos hablando de casi 10.000€ anuales por trabajador o trabajadora.

Un truco realmente viejo de los estamentos del poder es señalar a los que piden algo como privilegiados que ya tienen demasiado. Esto es un ejemplo más, ya que, dicho así, esos 10.000€ parecen un regalo, una super cesta de navidad que cae de la nada a los privilegiados funcionarios. Vamos a ver un ejemplo real de lo que estos 10.000€ supondrían. como J.I.P.I dice, redondeando, 10.000€/año equivalen a unos 600€/mes (Descontando IRPF). En el PDI (Personal Docente e Investigador), la primera figura con cierta estabilidad (Que no permanencia) es la de Adjunto o Ayudante doctor, que es una persona con doctorado, varias publicaciones (Por el famoso “Publish or perish”), proyectos a sus espaldas, que probablemente ha trabajado en un contexto internacional y que dedica muchísimas horas gratis a su trabajo, debido a su vocación. Es decir, una cualificación y rendimiento considerables. Un adjunto cobra 1.800€/mes, menos que un profesor de instituto. Repito. Una persona con una cualificación que en muchos casos le permitiría cobrar en el mercado Europeo entre 3.000€ y 5.000€, cobra 1.800€. Posiblemente bien entrada en la treintena (La media de estabilización en EHU es de 43 años), con un alquiler hiperbólico que pagar (Este sí, realmente hiperbólico, no como el lenguaje que usa Bengoetxea) y un contexto de bajada de poder adquisitivo real en los ultimos 20 años. Redondeando, estos 10.000€ le permitirían tener el mismo salario que un profesor de instituto, con una cualificación mucho mayor, y aún así teniendo que pagar mucho más por vivienda y comida. Sobrevivir en el 2025 con un mínimo de dignidad parece ser una hipérbole.

J.I.P.I escribe:

Prácticamente ninguna de las propuestas para las que se pide financiación es de contenido académico

La calidad acadeḿica entra dentro del contenido académico, y la calidad se paga con salarios dignos. Así de simple. Ademas, la calidad académica depende de que EHU retenga a los mejores profesionales para que no se vayan a la empresa privada. Es prácticamente imposible retener a alguien en EHU si fuera puede cobrar el doble o el triple.

J.I.P.I escribe:

Aproximadamente a la misma hora, y a propuesta del grupo parlamentario de EH Bildu, comparecieron en la Comisión de Ciencia, Universidades e Innovación del Parlamento Vasco dos representantes del sindicato LAB y otros dos del Consejo de Estudiantes de EHU. La primera comparecencia giró, casi exclusivamente, en torno a la supuesta “infrafinanciación” de EHU, y en la segunda, ese tema, aunque no el único, fue el principal.

Es completamente irrelevante si EH Bildu, LAB y Bengoetxea son una secta satánica y presentaron la propuesta de manera coordinada por designio divino para acabar con el Gobierno Vasco, o Bengoetxea quiere ejercer sus dotes literarias en el lenguaje hiperbólico. En cualquier caso la responsabilididad de J.I.P.I es responder a esa demanda: o bien positivamente, o bien negativamente explicando el porque no va a proveer dicha financiación. Por ejemplo, por que el Gobierno Vasco tiene otras prioridades, que es legítimo, pero tendrá que explicarlo a la ciudadania y asumir las consecuencias. Lo que hace J.I.P.I en su artículo desviar la atención sobre lo sustancial, acusando a Bengoetxea de un supuesto oportunismo político que no viene al caso.

J.I.P.I escribe:

El rector sabe cuál es el calendario de confección de los presupuestos. Su gerente, que había sido anteriormente vicegerente de presupuestos, también.

Otro dato irrelevante. Si la propuesta hubiese sido presentada antes, ¿EHU hubiese recibido la financiación que solicita? Pues era tan fácil como notificar oficialmente al equipo rector cuando asumió el cargo: si lo pedis a tiempo, tendréis la financiación. El problema, otra vez, es que la financiación no se iba a dar, y J.I.P.I quiere eludir su responsabilidad revolviendo las aguas con el supuesto incumplimiento de plazos.

J.I.P.I escribe:

Cualquier persona que conozca mínimamente cómo funciona la administración sabe que las variaciones presupuestarias entre dos ejercicios consecutivos casi nunca son de gran magnitud. Por dos razones. Por un lado, porque, salvo crisis profunda o circunstancias excepcionales, no se producen grandes variaciones en la recaudación de impuestos de un año para otro. Y por el otro, porque la administración tiene mucha inercia a la hora de introducir variaciones sustanciales en los programas de gasto e inversión. Las cosas no se empiezan de golpe, ni tampoco se liquidan de un plumazo.

Aquí J.I.P.I aplica la misma técnica: liar con la forma para no hablar del fondo. No se trata de como o cuando pidió el rector la financiación, se trata de la falta de voluntad política del Gobierno Vasco para proveer a la unica institución pública de educación superior de Euskadi los recursos que necesita para mantener un mínimo sus servicios.

J.I.P.I escribe:

Cuando se hace una propuesta de ese tenor, el propósito no es el que se declara. Es otro.

Aquí J.I.P.I tendría que explicar cuál es ese propósito, pero no lo hace. No lo hace porque siempre es mejor el victimismo e insinuar supuestos ataques que hablar de lo sustancial. En cualquier caso, si J.I.P.I puede elucubrar públicamente sobre las aviesas intenciones de Bengoetxea, no se por que yo no voy a hacerlo sobre las intenciones del Gobierno Vasco con respecto a EHU, al ver la grotesca respuesta de J.I.P.I. Mi hipótesis es que en el PNV hay muchos nervios porque han notado que la sociedad le ha visto las grietas al oasis vasco y se vienen cositas que empiezan por “E” y acaban por “ildu”, así que hay que tirar de demagogia. Y no es que esten nerviosos por que crean que podrian governar mejor: lo están porque ven que sus redes clientelares y de privilegios, tejidas con esmero y la ayuda del PSE durante años, van a desaparecer. Y EHU, siendo una institución “díscola” (en comparación con otras universidades privadas más alineadas con el régimen y su neoliberalismo disfrazado de progresismo autonomista), han decidido dejar que muera lentamente.

J.I.P.I escribe:

No es verosímil que una aportación del gobierno próxima a 10.000€ por estudiante conduzca a una universidad a la parálisis o al colapso por razones económicas.

¿Pero no habiamos quedado que los 10.000€ eran por trabajador? Una cosa es redondear y otra cambiar a estudiantes por trabajadores. Menudo rigor.

J.I.P.I escribe:

Menos aún lo es cuando la universidad en cuestión se encuentra entre las 400 mejores del mundo, o cuando, como acabamos de saber, sigue aumentando el número de personas de su plantel investigador que se encuentran entre el 2% más citado del mundo.

Aquí hay una falacia de bulto, y es asumir que si una empresa o entidad da buenos resultados, es porque sus trabajadores trabajan en buenas condiciones. Le invito a J.I.P.I a pasarse por cualquier almacen de Amazon, empresa que da buenisimos resultados. La realidad es que EHU produce esos resultados a pesar de, no por la financiación que recibe, gracias al voluntarismo, sentido de deber de servicio público, y vocación de investigadores que han hecho un voto de pobreza.

J.I.P.I escribe:

El ejercicio de la responsabilidad implica elegir y priorizar. Elegir es renunciar. Quien elige, descarta. Quien prioriza, aplaza ciertas actuaciones en beneficio de otras. Es difícil, pero inevitable, porque los recursos, por definición, son limitados.

Claro. Y el que elige, explica su elección sin recurrir a enemigos imaginarios ni conspiraciones.

J.I.P.I escribe:

Confío en que no se trate de hacer uso de la universidad pública como ariete político.

Este argumento denota una concepción de la interacción política bastante peligrosa: si una entidad pide algo que no estoy dispuesto a proveer, o si lo hace usando el tono inadecuado, se convierte en un ariete político. Ergo, sólo se puede pedir lo que estoy dispuesto a proveer, y todo lo demás es “intención política”. Obviando, además, que no hay nada más político que no proveer a los servicios públicos los recursos que necesitan (En este caso, ese sí que sería un ariete, pero contra la sociedad vasca), y además, hacerlo responsabilizando a los representantes de esos mismos servicios de usar un lenguaje inadecuado. El título mismo del artículo es esclarecedor: “El lenguaje hiperbólico no va a mejorar la financiación de la Universidad del País Vasco”. ¿El lenguaje no-hiperbólico sí? Curioso.

Yo confío en que la universidad pública algún día obtenga la financiación que se merece, que se situa en torno al 1% del PIB, que es la media Europea y lo que recomienda la LOSU, que no creo que sea el ariete político de ningún grupo del parlamento vasco. Igual J.I.P.I piensa que sí. Que nos lo explique.